La diabetes: cada vez más presente

La diabetes es una enfermedad crónica que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) afecta a 422 millones de personas en el mundo, el 8,5% de la población adulta, según datos de 2014. Este mal aumenta además el riesgo de sufrir enfermedades del corazón, derrame cerebral, ceguera, fallo renal y amputaciones de las extremidades.

Ahora, un gran estudio científico concluyó que no hay dos, sino cinco categorías distintas de diabetes, y que los tratamientos se podrían adaptar para cada tipo de paciente. 1 de cada 11 personas en el mundo ya tiene diabetes, advierte la OMS, y quienes lo padecen no pueden controlar los niveles de azúcar en la sangre, y normalmente son diagnosticados en uno de dos tipos generales de diabetes: de tipo 1 o 2.

 

La diabetes de tipo 1 se considera una enfermedad autoinmune en la que el cuerpo no puede producir insulina y normalmente se presenta en la infancia.  Los síntomas tienen una gran amplitud de rango en su severidad. Según la OMS, el 6% de los casos entran en estado crítico.

La de tipo 2, la más común, aparece generalmente en la edad adulta y está asociada a un estilo de vida poco saludable y a la obesidad, ya que la grasa corporal puede afectar al comportamiento de la insulina.

Pero un estudio con unos 15.000 pacientes finlandeses y suecos, publicado en la revista The Lancet Diabetes and Endocrinology, acaba de ofrecer un retrato de la enfermedad mucho más complejo, que podría desencadenar una nueva era de tratamiento personalizado para la diabetes.

Los investigadores aseguran que los cinco subgrupos identificados tienen muchas diferencias entre sí y responden a tipos genéticos distintos, incluida la edad a la que se presentan y las variedades de riesgo y complicaciones asociadas, como las enfermedades renales o la ceguera. 

Para ello analizaron la información de 8.980 pacientes de un registro sueco diagnosticados en la edad adulta y después confirmaron los resultados con datos de otros 5.795 adultos de otras tres bases de datos de Finlandia y Suecia.

La investigación, del Centro para la Diabetes de la Universidad de Lund, en Suecia, y del Instituto de Medicina Molecular de Finlandia, concluyó que los pacientes se pueden separar en estos grupos:

Grupo 1: diabetes severa autoinmune. A grandes rasgos, es la que normalmente se clasifica como de tipo 1. Afecta a las personas cuando son jóvenes y aparentemente saludables y se debe a una enfermedad autoinmune que imposibilita la producción de insulina. Con lo cual, no hay hormonas suficientes para controlar el nivel de azúcar en la sangre.

Grupo 2: diabetes severa por deficiencia de insulina. Estos pacientes inicialmente son muy parecidos a los del grupo 1 —también son jóvenes, con un peso y salud aparentemente saludables—, pero tienen dificultades para producir insulina. La diferencia es que no hay un fallo en el sistema inmunológico sino un defecto en sus células beta, las que "fabrican" la insulina. Estos pacientes tienen el mayor riesgo de ceguera.

Grupo 3: diabetes severa por resistencia a la insulina. Quienes la sufren en general tienen sobrepeso y producen insulina pero el cuerpo no responde a la hormona. Estos pacientes tienen el mayor riesgo de enfermedades renales.

Grupo 4: diabetes moderada relacionada con la obesidad. Identificada principalmente en pacientes con mucho sobrepeso, pero metabólicamente más cercanos a los valores normales que a los del grupo 3.

Grupo 5: diabetes moderada relacionada con la edad. La desarrollan pacientes que son significativamente de mayor edad que los de los otros grupos.

El equipo de investigadores dice que sus conclusiones explican por qué algunos pacientes con diabetes responden a los tratamientos de una manera muy diferente a otros. También aseguran que esta nueva clasificación puede identificar a las personas que corren un mayor riesgo de desarrollar complicaciones.

La doctora Victoria Salem, investigadora clínica de la universidad Imperial College de Londres, dice que la mayoría de los especialistas en diabetes sabe que la clasificación de la enfermedad en tipo 1 y tipo 2 "no es un sistema de clasificación terriblemente preciso". El estudio no cambiará inmediatamente cómo se trata la diabetes, pero quizás sí en el futuro.

 

Salem apuntó además que la investigación examinó solo población escandinava pero el riesgo de diabetes varía considerablemente entre distintas partes del mundo. Por ejemplo en Reino Unido las poblaciones originarias del sur asiático, de países como India, Bangladesh, Pakistán y Sri Lanka, tienen una mayor probabilidad de desarrollar diabetes que la población blanca.

Por su parte Emily Burns, de la organización Diabetes UK, cree que entender mejor la enfermedad podría ayudar a "personalizar los tratamientos y potencialmente reducir el riesgo de complicaciones relacionadas con la diabetes en el futuro".

 

Pero matizó que "todavía necesitamos saber más sobre estos subgrupos para poder entender qué impacto tiene esto para las personas que tienen la enfermedad".